Las
oraciones y alabados que aquí presento eran utilizados en muchas
circunstancias, como por ejemplo: para ayudar al buen morir, para ahuyentar al
maligno cuando alguien había muerto y pudiera éste encontrar su camino al más
allá, para la protección contra tempestades, terremotos, enfermedades,
maleficios… etc.
Tanto las oraciones como los alabados se
empezaban con: “Ave María Purísima, sin pecado original”, y así mismo se
terminaban.
Estos
alabados nos han sido compartidos por el señor José Montes, respetable anciano
de más de noventa años de edad, (no precisa su edad, pues no cuenta con acta de
nacimiento) testigo de innumerables secesos en Talpa y sus al rededores. Él los
aprendió de sus padres y los memorizó, pues le gustaban mucho, aunque algunos
ya los ha olvidado y de otros sólo recuerda algún fragmento. Su deseo es
transmitirlos a las nuevas generaciones. En la entrevista me comentó que ya había
comprado una libreta para que alguien le ayude a escribirlos.
[1]
Las doce verdades del mundo
De
las doce verdades del mundo, buen santo decidme una:
Una
es Cristo y la Casa Santa de Jerusalén donde reina y reinará para siempre
jamás, amén.
De
las doce verdades del mundo, buen santo decidme dos:
Dos,
las dos tablas de Moisés,
Una
es Cristo y la Casa Santa de Jerusalén donde reina y reinará para siempre
jamás, amén.
De
las doce verdades del mundo, buen santo decidme tres:
Tres,
la Santísima Trinidad,
Dos,
las dos tablas de Moisés,
Una
es Cristo y la Casa Santa de Jerusalén donde reina y reinará para siempre
jamás, amén.
De
las doce verdades del mundo, buen santo decidme cuatro:
Cuatro,
los cuatro evangelios,
Tres,
la Santísima Trinidad,
Dos,
las dos tablas de Moisés,
Una
es Cristo y la Casa Santa de Jerusalén donde reina y reinará para siempre
jamás, amén.
De
las doce verdades del mundo, buen santo decidme cinco:
Cinco,
las cinco llagas que quedaron en el sagrado cuerpo de nuestro señor Jesucristo,
Cuatro,
los cuatro evangelios,
Tres,
la Santísima Trinidad,
Dos,
las dos tablas de Moisés,
Una
es Cristo y la Casa Santa de Jerusalén donde reina y reinará para siempre
jamás, amén.
De
las doce verdades del mundo, buen santo decidme seis:
Seis,
los seis candelabros que se usan para celebrar la misa mayor,
Cinco,
las cinco llagas que quedaron en el sagrado cuerpo de nuestro señor Jesucristo,
Cuatro,
los cuatro evangelios,
Tres,
la Santísima Trinidad,
Dos,
las dos tablas de Moisés,
Una
es Cristo y la Casa Santa de Jerusalén donde reina y reinará para siempre
jamás, amén.
De
las doce verdades del mundo, buen santo decidme siete:
Siete,
los Siete Gozos de María,
Seis,
los seis candelabros que se usan para celebrar la misa mayor,
Cinco,
las cinco llagas que quedaron en el sagrado cuerpo de nuestro señor Jesucristo,
Cuatro,
los cuatro evangelios,
Tres,
la Santísima Trinidad,
Dos,
las dos tablas de Moisés,
Una
es Cristo y la Casa Santa de Jerusalén donde reina y reinará para siempre
jamás, amén.
De
las doce verdades del mundo, buen santo decidme ocho:
Ocho,
los ocho coros,
Siete,
los Siete Gozos de María,
Seis,
los seis candelabros que se usan para celebrar la misa mayor,
Cinco,
las cinco llagas que quedaron en el sagrado cuerpo de nuestro señor Jesucristo,
Cuatro,
los cuatro evangelios,
Tres,
la Santísima Trinidad,
Dos,
las dos tablas de Moisés,
Una
es Cristo y la Casa Santa de Jerusalén donde reina y reinará para siempre
jamás, amén.
De
las doce verdades del mundo, buen santo decidme nueve:
Nueve,
los nueve meses,
Ocho,
los ocho coros,
Siete,
los Siete Gozos de María,
Seis,
los seis candelabros que se usan para celebrar la misa mayor,
Cinco,
las cinco llagas que quedaron en el sagrado cuerpo de nuestro señor Jesucristo,
Cuatro,
los cuatro evangelios,
Tres,
la Santísima Trinidad,
Dos,
las dos tablas de Moisés,
Una
es Cristo y la Casa Santa de Jerusalén donde reina y reinará para siempre
jamás, amén.
De
las doce verdades del mundo, buen santo decidme diez:
Diez,
los Diez Mandamientos,
Nueve,
los nueve meses,
Ocho,
los ocho coros,
Siete,
los Siete Gozos de María,
Seis,
los seis candelabros que se usan para celebrar la misa mayor,
Cinco,
las cinco llagas que quedaron en el sagrado cuerpo de nuestro señor Jesucristo,
Cuatro,
los cuatro evangelios,
Tres,
la Santísima Trinidad,
Dos,
las dos tablas de Moisés,
Una
es Cristo y la Casa Santa de Jerusalén donde reina y reinará para siempre
jamás, amén.
De
las doce verdades del mundo, buen santo decidme once:
Once,
las once mil vírgenes,
Diez,
los Diez Mandamientos,
Nueve,
los nueve meses,
Ocho,
los ocho coros,
Siete,
los Siete Gozos de María,
Seis,
los seis candelabros que se usan para celebrar la misa mayor,
Cinco,
las cinco llagas que quedaron en el sagrado cuerpo de nuestro señor Jesucristo,
Cuatro,
los cuatro evangelios,
Tres,
la Santísima Trinidad,
Dos,
las dos tablas de Moisés,
Una
es Cristo y la Casa Santa de Jerusalén donde reina y reinará para siempre
jamás, amén.
De
las doce verdades del mundo, buen santo decidme doce:
Doce,
los doce apóstoles,
Once,
las once mil vírgenes,
Diez,
los Diez Mandamientos,
Nueve,
los nueve meses,
Ocho,
los ocho coros,
Siete,
los Siete Gozos de María,
Seis,
los seis candelabros que se usan para celebrar la misa mayor,
Cinco,
las cinco llagas que quedaron en el sagrado cuerpo de nuestro señor Jesucristo,
Cuatro,
los cuatro evangelios,
Tres,
la Santísima Trinidad,
Dos,
las dos tablas de Moisés,
Una
es Cristo y la Casa Santa de Jerusalén donde reina y reinará para siempre
jamás, amén.
[2]
Alabado (fragmento)
En
la punta aquel cerro
está un pendón colorado;
adentro de aquel pendón,
un crucifijo estampando,
atado de pies y manos y
una lanza en su costado,
la sangre que de allí vierte
cae en un cáliz sagrado,
qué el hombre que la bebiere,
sería bienaventurado,
será rey en este mundo
y en el cielo coronado.
está un pendón colorado;
adentro de aquel pendón,
un crucifijo estampando,
atado de pies y manos y
una lanza en su costado,
la sangre que de allí vierte
cae en un cáliz sagrado,
qué el hombre que la bebiere,
sería bienaventurado,
será rey en este mundo
y en el cielo coronado.
Las
voces de este alabado
son flores que Dios envió,
que si quieres alma mía,
del dragón juro tormento,
y que en aquel último aliento,
diga mi alma Ave María.
son flores que Dios envió,
que si quieres alma mía,
del dragón juro tormento,
y que en aquel último aliento,
diga mi alma Ave María.
Este
alabado se entonaba cuando estaba el cuerpo tendido, mientras el alma se
retiraba, para que no la perturbara el maligno y le dejara libre el camino.
[3]
El Varal (Alabado)
En
un varal muy hermoso
la Virgen se apareció.
la Virgen se apareció.
El
ángel se fue llorando
desde que se condenó,
la Virgen le dijo al ángel,
no llores ángel varón,
que yo rogaré a mi hijo
que te conceda el perdón.
desde que se condenó,
la Virgen le dijo al ángel,
no llores ángel varón,
que yo rogaré a mi hijo
que te conceda el perdón.
Para
que quieres esa arma,
tanto que nos ofendió,
si tanto quieres esa arma,
sácala del fuego ardor,
la Virgen piadosa
al fuego se arrojó,
con su santo escapulario
del infierno la sacó.
tanto que nos ofendió,
si tanto quieres esa arma,
sácala del fuego ardor,
la Virgen piadosa
al fuego se arrojó,
con su santo escapulario
del infierno la sacó.
Madre
y esperanza mía,
del cielo y de Dios gozad,
el Rosario de María
no lo dejes de rezar,
porque en la primera guerra
ya se la hemos de llevar,
es el primer escalón
por donde te has de salvar.
del cielo y de Dios gozad,
el Rosario de María
no lo dejes de rezar,
porque en la primera guerra
ya se la hemos de llevar,
es el primer escalón
por donde te has de salvar.
Ave
María sin cesar,
sin pecado original.
sin pecado original.
[4]
San
Jerónimo (Fragmento)
San
Jerónimo me llama
el día del juicio final,
el día del juicio se llega,
las cuentas vamos a dar,
en la sagrada balanza nos
empiezan a pesar,
para darnos la sentencia
del día del juicio final.
el día del juicio final,
el día del juicio se llega,
las cuentas vamos a dar,
en la sagrada balanza nos
empiezan a pesar,
para darnos la sentencia
del día del juicio final.
[5]
Oración
Con
el velo y el manto
del Santísimo,
me hallo envuelto,
ni herido,
ni muerto,
ni preso,
ni cautivo,
ni vencido de mis enemigos.
del Santísimo,
me hallo envuelto,
ni herido,
ni muerto,
ni preso,
ni cautivo,
ni vencido de mis enemigos.
Como
eso es verdad,
me cubre el velo y el manto
de la Santísima Trinidad,
me cubre el velo y el manto
de la Santísima Trinidad,
Amén.
Esta
oración me la dio el padre Manuel Carrillo, —comentó don José— un día que
pasaba por su casa me habló y me dijo — ¿no le interesaría una oracioncita?— y
le dije-- ¡cómo no!—, y me la dio escrita y yo me la aprendí.
[6]
Esta
oración la rezaba mi madre para las tormentas:
Glorifica
mi alma al Señor y mi espíritu se llena de gozo al contemplar la bondad de Dios
mi Salvador.
Porque
ha puesto la mirada en la humilde sierva suya y ved aquí el motivo porque me
tendrán por dichosa y feliz todas las generaciones.
Pues
ha hecho en mi favor cosas grandes y maravillosas, Él que es Todopoderoso, y su
nombre infinitamente Santo, cuya misericordia se extiende de generación en
generación a todos cuantos le temen.
Extendió
el brazo de su poder y disipó el orgullo de los soberbios. Trastornando sus designios,
desposeyó a los poderosos y elevó a los humildes; a los necesitados los llenó
de bienes y a los ricos los dejó sin cosa alguna.
Exaltó
a Israel su siervo, acordándose de él por su gran misericordia y bondad. Así
como lo había prometido a nuestro padre Abraham y a toda su descendencia, por
los Siglos de los Siglos. Amén.
[7]
Alabado
Jesucristo
bajo el mundo
por querernos redimir,
desde la hora que nació
dijo que habría de morir.
por querernos redimir,
desde la hora que nació
dijo que habría de morir.
San
José como su padre
una cruz le daba ahí,
una cruz le daba ahí,
Jesús
la tomo entre sus manos
y le comenzó a decir:
tan chiquita y tan pesada
y en ti tengo que morir.
y le comenzó a decir:
tan chiquita y tan pesada
y en ti tengo que morir.
En
el portal de Belén
está una niña sentada,
era la Virgen María que
por su hijo preguntaba.
está una niña sentada,
era la Virgen María que
por su hijo preguntaba.
Jueves
santo a media noche
caminó la virgen santa,
en busca de su amado hijo
y San Juan la acompañaba.
caminó la virgen santa,
en busca de su amado hijo
y San Juan la acompañaba.
Señora deme razón del hijo
de mis entrañas,
si señora aquí pasó
tres horas antes del alba.
Cinco
mil azotes lleva
en sus sagradas espaldas,
una túnica morada
que hasta los pies le arropaba,
una corona de espinas que
sus sienes traspasaba,
una cruz lleva en sus hombros
de madera muy pesada,
una soga en la garganta
que los judíos le tiraban,
cada tiro que le daba
el Señor se arrodillaba.
en sus sagradas espaldas,
una túnica morada
que hasta los pies le arropaba,
una corona de espinas que
sus sienes traspasaba,
una cruz lleva en sus hombros
de madera muy pesada,
una soga en la garganta
que los judíos le tiraban,
cada tiro que le daba
el Señor se arrodillaba.
Lloraban
las tres Marías
de ver el paso en que andaba,
una era la Magdalena,
la otra Martha su hermana,
era la Virgen María
la que más dolor llevaba,
una le lavaba los pies
y otra juntaba la sangre
que Jesucristo derramaba.
de ver el paso en que andaba,
una era la Magdalena,
la otra Martha su hermana,
era la Virgen María
la que más dolor llevaba,
una le lavaba los pies
y otra juntaba la sangre
que Jesucristo derramaba.
Y
si no lo quieren creer
voltea tu rostro para acá,
la virgen volteo su rostro
haber que le declaraba,
y la virgen de dolor
cayó a tierra desmayada,
y San Juan primo de Cristo
luego acudió a levantarla,
levantar señora nuestra
ya no es hora de tardanza,
que ya murió el redentor,
el hijo de tus entrañas.
voltea tu rostro para acá,
la virgen volteo su rostro
haber que le declaraba,
y la virgen de dolor
cayó a tierra desmayada,
y San Juan primo de Cristo
luego acudió a levantarla,
levantar señora nuestra
ya no es hora de tardanza,
que ya murió el redentor,
el hijo de tus entrañas.
Y
pasaron por la calle
tocando el ronco tambor,
pongan de luto a la virgen
que ha muerto nuestro señor.
tocando el ronco tambor,
pongan de luto a la virgen
que ha muerto nuestro señor.
El
sol se vistió de luto,
la tierra de oscureció,
las piedras lloraron sangre
cuando Jesús expiró.
la tierra de oscureció,
las piedras lloraron sangre
cuando Jesús expiró.
Ave María preferida,
sin pecado concebida.
sin pecado concebida.
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